lunes, 23 de julio de 2012

ESCUELA DOMINICAL DOMINGO 29 DE JULIO DEL 2011

“El muchacho endemoniado”
Lección: Mateo 17:14-21
Texto: Marco 11:22-23
Domingo: 29 de Julio del 2012


INTRODUCCIÓN:
Al bajar del monte (Lucas dice que fue al día siguiente), Jesús es confrontado por un padre desesperado, que sale del medio de la multitud reunida, ya que había llegado buscando ayuda. Se arrodilla frente al maestro y le pide misericordia por su hijo, que está padeciendo mucho por un espíritu suicida que le quiere quitar la vida, a veces cae al agua u otras veces al fuego.


DESARROLLO:
Los discípulos habían quedado en el pueblo, y se vieron presionados por esta situación, por lo cual, les produce tranquilidad el ver que Jesús ya está junto a ellos y puede dar la ayuda necesaria a este joven endemoniado.
Señor ten compasión de mi hijo… Que gran petición de padre…, lo escuchamos en la voz de Jairo, en la mujer cananea, y probablemente en muchos padres que hoy ruegan delante del maestro por sus hijos.
En este caso, este muchacho tenía un espíritu demoniaco, que su padre denomina como “lunático” (persona afectada por las fases de la luna, de ahí que existía el pensamiento de ser guardados de día y de noche Sal 121:6b).
Esta enfermedad, le producía ataques, por lo cual, con urgencia lo había traído a los discípulos, pero la queja de este hombre a Jesús fue… “no le han podido sanar”.
Cuando fueron comisionado los discípulos, se les dio autoridad sobre los enfermos (Mt 10:8), pero en esta oportunidad este joven no había sanado. El evangelio Según San Marcos, nos dice que había escribas que disputaban con los discípulos (Mc. 9:14), por lo cual, nos expone un escenario de mucha incredulidad, especialmente de la multitud que se había reunido. Es por ello que las palabras del maestro fueron duras hacia esta “Generación incrédula y perversa”, ya que aún los creyentes tenían poca fe. Recordemos que hubieron lugares donde no hubo muchos milagros por la incredulidad de la gente (Mc 6:5-6).
El muchacho es curado y entregado a su padre totalmente sano, tal como fue a Jairo, a la mujer cananea y también animando de esta forma a todo padre que busca ayuda en Jesús, “Él es poderoso”.


CONCLUSIÓN:
¿Por qué nosotros no pudimos?... Luego y apartados, se comparte un diálogo entre Jesús y sus discípulos, a lo cual les responde que el fracaso fue producto, primero de “la falta de fe”, que no significaba que no creyesen en él como el Mesías, sino que les faltaba fe en el poder que Jesús mismo les había impartido, y les ilustra el poder de esta fe, asegurándoles que con un poco de ella, harían grandes maravillas.

Y el segundo motivo por el cual “no pudieron”, fue su “falta de oración y ayuno”, ya que estas acciones demuestran la dependencia del creyente y su estrecha relación con Dios.