jueves, 25 de noviembre de 2010

LECCION DOMINGO 28 DE NOVIEMBRE DEL 2010


“La función intercesora de Cristo y la comunión”
Lección: 1 Juan 2: 1 - 6
Texto: Juan 14: 15
Domingo 28 de Noviembre de 2010




Introducción:

Abogado es uno a quien se llama para que venga al lado nuestro, un ayudador o defensor en un caso ante tribunales. Solo Juan lo usa en el NT, y es traducido como “Consolador” (Aplicado al Espíritu Santo). Cristo es la única ofrenda que satisfizo a Dios en relación con el pecado.


La obediencia a los mandamientos de Cristo es la prueba concreta y practica de nuestra fe.



Desarrollo:

La intercesión de Cristo mantiene la comunión con Dios.
v. 1. Juan les da a entender a sus lectores que lo que se ha dicho en el precedente capítulo sobre el pecado y el perdón tiene por objeto advertirles de que no cometan ningún pecado. Ahora procede a explicar la naturaleza del remedio contra el pecado cuando el creyente comete un acto pecaminoso debido a su debilidad, ya que la vieja naturaleza todavía puede mostrarse activa a menos que permanentemente la consideremos muerta (Ro. 6: 6). Este remedio está basado en la actividad de un abogado siempre presente que no es otro que el mismo Jesucristo el justo. El abogado es aquel que se llama para ayudar en la defensa. La defensa, entonces, es la obra de nuestro Señor, cumplida en el cielo ante el trono del Padre, obra mediante la cual representa a los santos que pecan en la tierra y los restituye a la comunión con el Padre sobre la base de su sacrificio eternamente eficaz (Sal. 23: 3) interviene en la causa del creyente contra Satanás “el acusador de nuestros hermanos” (Ap. 12: 10). Debido a que nuestro Señor es justo puede interceder ante el justo Padre.

La eficacia de la defensa de Cristo.
v. 2. Cristo mismo es el todo suficiente abogado porque él mismo es el “propiciador”. Propiciación significa satisfacción, y Cristo es la satisfacción por nuestros pecados. Su sacrificio redentor constituye la satisfacción que Dios exige por el pecado, y fue suficiente para los pecados de todo el mundo, de toda la raza humana (haciendo posible su salvación). Dios Padre no rompe la comunión con el creyente pecador, porque Cristo el abogado de muestra que su sacrificio es suficiente para pagar todos los pecados del creyente.

La seguridad de estar en comunión.
v. 3 – 5. El creyente puede tener certeza de que esta en comunión por la prueba de la obediencia, 3 – 5. El conocimiento de Cristo está indisolublemente ligado con el hecho de obedecerle y amarle, 5b.

El deber del creyente que dice estar en comunión.
v. 6. El creyente está obligado (“debe”) a imitar a Cristo en su andar (humildad y sacrificio) si pretende “permanecer en él”. El permanecer puede definirse con la definición de 1° Juan en 3:24: Comunión habitual mantenida mediante la obediencia continúa a los mandamientos de Dios. “Como” o “de la misma manera” indica que la imitación de Cristo debe ser exacta y ajustarse al modelo.

Conclusión:

Las advertencias de Juan a no cometer pecado, nos debe despertar nuestras conciencias, ya que también nos muestra el remedio para no pecar, y este no es otro que andar en la verdad porque si estamos en la verdad tenemos plena seguridad de que estamos en Cristo. Quizás podrías resumirlo todo en esta palabra “Sed imitadores de Cristo”.

martes, 16 de noviembre de 2010

LECCION DOMINGO 21 DE NOVIEMBRE DEL 2010


1 JUAN
La comunión entre el Padre y sus hijos



La herejía del gnosticismo había comenzado a abrirse paso por entre las iglesias en los días de Juan. Sus principales puntos de doctrina eran: (1) El conocimiento es superior a la virtud. (2) El sentido no literal de las escrituras es correcto y solo puede ser entendido por unos pocos selectos. (3) El mal que existe en el mundo nos impide creer que Dios es el único creador. (4) La encarnación es algo que no puede creerse, puesto que la deidad no puede unirse con algo material como el cuerpo. (5) No hay resurrección de la carne. El nivel ético de muchos gnósticos era bajo, así que Juan pone de relieve la realidad de la encarnación y el alto nivel ético de la vida terrenal de Cristo.


La carta muestra el notorio afecto de Juan por sus “hijitos” y su preocupación por el bienestar espiritual de ellos. La carta está llena de contraste: luz y tinieblas; amor al mundo y amor a Dios; hijos de Dios e hijos del Diablo; el espíritu de Dios y el espíritu del Anticristo; amor y odio.
La carta fue escrita alrededor del 85 – 90 d.C., aparentemente desde Éfeso donde, según Ireneo, vivió durante la última parte de su vida, y donde pareciera haber sido sobreveedor en las iglesias de la zona. Según afirmaciones de Ireneo fue motivada por la invasión de varios errores. Uno de esos errores seria cierto relajamiento moral y los nicolaitas, a quienes Ireneo relaciona vagamente con Nicolás. El otro era un error concerniente a la persona y obra de Cristo atribuido a Cerinto, que enseño una suerte de gnosticismo.



Los fundamento de la comunión
Lección: 1 Juan 1: 1 - 10
Texto: Juan 1: 5 y 14
Domingo 21 de Noviembre de 2010



Introducción:

El verbo significa ya existía, no que comenzó a existir desde el principio ya existía (eternamente) cuando comenzó la creación palparon. El mismo verbo griego se usa en una de las apariciones de Cristo después de su resurrección. Dios es luz, Dios es santo y puro. Juan usaba mucho este símbolo. Andar en luz es vivir en obediencia a los mandamientos de Dios. No podemos decir que no tenemos pecados, porque es un engaño y una trampa para la verdad. En la confesión esta la remisión y la purificación. No debemos olvidar que los creyentes también pecan, pero no somos santos pecadores, sino santos que a veces pecamos. Si negamos los pecados pasados y nuestras culpas presentes, nos engañamos a nosotros mismos, nos burlamos de Dios y no andamos en la verdad.



Desarrollo: La encarnación y la vida eterna.
v. 1, 2. El apóstol Juan exhibe su autoridad como testigo ocular el hecho central del evangelio, a saber, la encarnación de la eterna Palabra viviente (Jn. 1: 1- 14). Particularmente se refiere a las evidencias provistas por los sentidos para probar la real humanidad de Cristo, la Palabra viva, refutando así las afirmaciones de los gnósticos en el sentido de que Cristo no fue verdaderamente humano. El Verbo de vida, 1, es una referencia a Cristo como que el vino para traer vida eterna a los pecadores muertos en su pecado (Jn. 3: 16). Fue eternamente coexistente con el Padre, 2, y se manifestó a los hombres en la encarnación (Jn. 1: 1, 2).

La encarnación y la comunión.
v. 3, 4. La encarnación tuvo como propósito dar “vida”, lo cual constituye la base o requisito previo y necesario para establecer la comunión entre los pecadores regenerados y Dios Padre y Dios Hijo. La meta de Juan como asimismo la de los otros apóstoles al escribir, era la de que sus lectores cristianos pudieran tener comunión en la común anticipación de una experiencia con ellos compartiendo un intimo contacto y comunión con Dios, 3, lo cual traería aparejado el pleno gozo (cumplido) 4, ¡Ese es el gozo que trae la comunión con el Padre y el hijo!

Andar en luz.
v. 5 – 8. Este andar en comunión “en luz” (metáfora para la vida) depende de que el creyente tenga un ajustado concepto de Dios, es decir, que “Dios es luz” (Jn. 3: 20, 21), 5, El es la santidad absoluta sin rastro de maldad “ni siquiera un ápice de oscuridad. Lo que la luz es al mundo de la naturaleza, eso es Dios al mundo del espíritu. Otros requisitos para andar en comunión son los siguientes: Tener una vida separada del pecado, 6, tomar el poder purificador del sacrificio de Cristo para combatir los diarios pecados y las inmundicias, 7, y reconocer la presencia de la vieja naturaleza, 8, para evitar que el creyente se extravié, apagando la luz debido al propio engaño. El apóstol afirma que “si decimos que no tenemos pecado (naturaleza, principio o raíz), nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros”.
Cada uno de los requerimientos citados más arriba esta revelado en el mensaje apostólico, 5ª. Esta palabra tiene que ser creída si hemos de obrar en consecuencia y, de esa manera, andar en “luz”.

Confesar nuestros pecados
v. 9 – 10. La confesión de nuestros pecados a Dios trae aparejado el perdón y la purificación. La confesión entraña nuestra franca admisión y pleno reconocimiento de nuestros pecados conocidos, 10, sabiendo que brotan de nuestra vieja naturaleza pecaminosa que aun nos acompaña (v. 8), y comprendiendo también que han destruido nuestra comunión con un Dios infinitamente santo. En toda verdadera confesión la admisión debe ir acompañada del arrepentimiento, de un volvernos de nuestros pecados al sacrificio de Cristo como medio de purificación de la inmundicia. En respuesta a tal confesión Dios nos promete quitar estos pecados, que forman una barrera a nuestra comunión, por medio de la sangre de Cristo (v. 7), puesto que él cargo con nuestros pecados en su obra redentora, pecados, pasados, presentes y futuros (Ro. 3: 4, 25 ,26).
La confesión personal entraña el reconocimiento de que hemos pecado de hecho. Si no admitimos esto hacemos a Dios mentiroso, porque la palabra establece claramente que el hombre ha pecado. La vida de victoria y de comunión es posible solamente cuando el pecado es admitido, confesado y abandonado.



Conclusión:


Podemos tener plena seguridad, de acuerdo a lo que la Palabra nos asegura, de que es real y verdadera la venida de Cristo a este mundo, porque fue constatado por los sentidos la real humanidad de Cristo, el cual es la Palabra viva, echando por tierra los argumentos contrarios de los gnósticos.
La causa porque el vino fue para traer vida eterna a todo pecador muerto en sus pecados. No podemos dejar de lado esta gran verdad de que Cristo fue coexistente con el Padre y que se manifestó a los humanos en su encarnación.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

LECCION DOMINGO 14 DE NOVIEMBRE DEL 2010


La conducta actual y el estado eterno
Lección: 2 Pedro 3: 11 - 18
Texto: Malaquías 4: 1, 2
Domingo 14 de Noviembre de 2010



Introducción:

La santidad, para una vida de éxito en el evangelio, es la clave de un cristiano completo, nada nos debe hacer aferrarnos a este sistema de cosas terrenas, pues nada de esto, tiene entrada en el reino de los cielos. Ahora que tenemos la certeza, de que todo lo que conocemos será desecho, es urgente que procuremos llevar una vida en santidad.


Se nos requiere paciencia, para esperar la salvación, y que además entendamos que Dios está dando una nueva oportunidad, para todo aquel que quiera tomar esta salvación. Finalmente se nos advierte, que teniendo el conocimiento, nos guardemos para no ser arrastrados por el error de los inicuos, perdiendo nuestra firmeza. “Mire el que está firme que no caiga


Desarrollo:

El impulso a vivir una vida Santa.
v. 11. Los venideros juicios en el día del Señor nos dan amplios motivos para vivir santamente. Esta santidad será exhibida por una expectación y un anhelo constante por la llegada “del día de Dios”.

v. 12. Este “día” es el ultimo acontecimiento de los tiempos, cuando la muerte, el pecado y el infierno serán totalmente derrotados y Cristo entregue el reino al Padre (1Co. 15: 24 – 28).

La gloriosa esperanza.
v. 13. El suceso que se anticipa pondrá fin a la mofa de los burladores. Prometida por la Palabra misma de Dios. 13ª, y esperada con fe 13b, supone un universo libre de pecado, 13c, (Is. 65: 17). Así como el diluvio en el tiempo de Noé dio por resultado una tierra renovada y purificada de pecadores, de la misma manera él bautismo por fuego limpiara la tierra para ser habitada por el hombre, liberada de su maldición, por lo tanto allí morara la justicia, 13d.

Los cielos quedaran libres de Satanás y de las fuerzas demoniacas (Ef. 6: 10 – 12) y la tierra estará libre de hombres impíos (Ap. 20: 11 – 15). El lago de fuego será el lugar donde quedara confinada toda la maldad, y de esa manera solo los justos llenaran el universo eternamente (Ap. 20: 10).

El incentivo para el crecimiento.
v. 14. La comprensión de esta esperanza (sobre los cielos nuevos y la nueva tierra donde mora la justicia) es un estimulo para vivir una vida santa.

v. 15. Mientras tanto el creyente debe entender que la paciencia del Señor ha tenido el propósito de salvar al pecador. 15ª. Pedro se refiere al anuncio de estas verdades en las cartas de Pablo, 15b – 16, afirmación que certifica que las cartas de Pablo fueron inspiradas divinamente. Pedro concluye advirtiendo que hay que evitar el error, v. 17.

El llamado al crecimiento
v. 18. Se insta a los creyentes a que sigan creciendo “en la gracia” que es el método que utiliza Dios no solo para salvar a los hombres sino para que lleguen a la madurez en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, el doble ámbito del verdadero crecimiento espiritual.



Conclusión:

El propósito de nuestras vidas debería ser esforzarnos por vivir en santidad aun en medio del mundo pecador en el que vivimos. Si verdaderamente anhelamos el día del Señor nos esforzaremos en la santidad. Según lo dice la escritura estamos viviendo los últimos tiempos donde la derrota de todo los que nos ha atormentado por tiempo será finalmente derrotado: el pecado, la muerte y Satanás.


Veremos con nuestros ojos las recompensas de los injustos, y nos gozaremos en la justicia de Dios. Por lo tanto debemos entender que si Dios a retardado su venida es por amor a los que han de ser salvos, ya que en medio de esos aun no salvos se encuentran quizás muchos seres que amamos y anhelamos verlos salvados.


COMISION

EE.DD.2010

jueves, 4 de noviembre de 2010

LECCION DOMINGO 07 DE NOVIEMBRE DEL 2010


Los burladores de los últimos días
Lección: 2 Pedro 3: 1 - 10
Texto: Hebreos 10: 37
Domingo 07 de Noviembre 2010

Introducción:
El apóstol al declarar limpios se refiere a los sinceros. La sinceridad debería ser una constante en nuestras vidas, estas personas poco sinceras ponen en duda la verdad del regreso de Cristo. Pero Pedro les declara que la Palabra de Dios es fiable, cien por ciento, como lo demuestra todo lo creado.

El juicio por el diluvio también nos muestra la inmutabilidad de Dios en su palabra, el dijo y así será. Y desde ya hay preparado un juicio para los impíos. Porque Dios no puede ser burlado. El apóstol declara que no lo tengamos por tardanza, pues esta aparente espera tiene como objetivo, el que más pecadores se arrepientan y se devuelvan de su mal camino.

Desarrollo:
Advertencia contra los burladores.
v. 1 – 3. Pedro se refiere a esta “segunda carta” que nosotros llamamos 2º Pedro, en la cual nuevamente procura estimular espiritualmente a sus lectores recordándoles “las palabras dichas de antemano por los santos profetas (del AT) y el mandamiento del Señor y Salvador anunciado por vuestros apóstoles” (2º Ti. 3: 1 – 9). Su propósito especifico al escribirles era alentarlos acerca del peligro que representaban los burladores de los postreros días, escarnecedores y mofadores que se ríen o hacen bromas sobre cualquier cosa (Jud. 18).

La naturaleza de sus burlas.
v. 4 – 7. Estos escarnecedores se mofaran de la segunda venida, 4ª, diciendo: “”¿Dónde está la promesa de su advenimiento?”. Han pasado tantos siglos y la venida de Cristo no se ha producido, por lo que con gesto despreciativo afirman, “¡Nunca vendrá!”. Osadamente cuestionan la veracidad de la Palabra de Dios, que contiene esta doctrina nítidamente estampada en las páginas de las profecías del A.T. tanto como en el N.T. Más aun, abogan por un orden natural de los acontecimientos versus un catastrofismo sobrenatural, 4b, dando por sentado que “todas las cosas” en el mundo natural “permanecen así como desde el principio de la creación”. La conclusión es que “todas las cosas continuaran siempre como hasta ahora

Conclusión:
En vista de lo anteriormente visto, nos resta esperar con paciencia, porque Cristo viene pronto y debemos guardar nuestra integridad espiritual, por sobre todo engaño y trampa del enemigo de nuestras almas.

Hoy en día, mucha es la gente que se ríe de nuestra esperanza, pero nosotros que hemos creído, tenemos un ancla firme que nos asegura estabilidad. Nuestra FE.
COMISION EE.DD
2010