martes, 4 de enero de 2011

LECCION DOMINGO 09 DE ENERO DEL 2011

“Mandamiento de amor”
Lección: 1 Juan 3: 19-24
Texto: Juan 15:12-14
Domingo: 09 de Enero del 2011


INTRODUCCION:
La bendición de amar a nuestros hermanos, produce consecuencias inmediatas en el creyente y dice la lección… “aseguraremos nuestros corazones delante de Él”. La obediencia a cumplir este mandamiento produce seguridad y tranquilidad en su corazón, recordando las expresiones del apóstol Pablo que nos dice que el amor es seguido por el gozo y la paz (Gá 5:22).

DESARROLLO
El amor nos da tranquilidad
El amor genuino es la señal que estamos en la verdad, que somos de la verdad. No significa solamente ser veraz, sino que es pertenecer a la verdad “Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz”. (Jn.18:37), es estar en Cristo (Jn 14:6), por lo cual, ante alguna reprensión del corazón (conciencia), tenemos el consuelo del Dios amoroso, ya que Él sabe todas las cosas y sabemos que el que está en Cristo, está en amor y por lo tanto “ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” Rom 8:1a, y la palabra de Dios nos dice… “el amor echa fuera el temor” (1° Jn 4:18).

Obediencia a sus mandamientos
V. 22 En primer lugar encontramos el siguiente privilegio de los que aman a Dios y a sus hermanos… “y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos” 1° Jn 3:22.
El apóstol Juan había escuchado estas mismas expresiones casi 60 años antes de los labios de Jesús… “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé” (Jn 15:16);

En estos versos encontramos que las promesas de Dios solo serán una realidad cuando “obedecemos guardando sus mandamiento y hacemos las cosas que son agradables delante de Él”.

“Si me amáis, guardad mis mandamientos. El que tiene mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. El que me ama, mi palabra guardará y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras” (Juan 14:15,21, 23, 24).

V. 23-24 En segundo lugar observamos un doble mandato: a) Creer en Cristo Jesús, b) Amarnos los unos a los otros. Y nos dice las Escrituras que si cumplimos este mandamiento, tendremos el testimonio claro que el Espíritu Santo vive en nosotros.

CONCLUSION
Cuando hablamos de un mandamiento, debemos reconocer que es una orden de aquel que llamamos Señor. Posteriormente es necesario comprender que no es algo que este sujeto a nuestras emociones o sentimiento, no depende si queremos hacerlo o si sentimos de hacerlo. Dios nos mandó a amar, y nos demostró con el ejemplo que es el amor.