martes, 21 de diciembre de 2010

LECCION DOMINGO 26 DE DICIEMBRE DEL 2010

“Los creyentes son hijos de Dios”
Lección: 1 Juan 3: 1-10
Texto: 1 Juan 5:18
Domingo: 26 de Diciembre del 2010


INTRODUCCION:
En esta lección, el apóstol Juan exhorta gozosamente la realidad de los creyentes en Cristo y como el amor de Dios se refleja hacia ellos, en esta adopción espiritual.
Esta revelación gloriosa ya había sido por Juan en su evangelio y nos dice “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Jn 1:12).

DESARROLLO
Que extraordinario es el amor de Dios, por ello el apóstol Juan dice “Porque de tal manera amó Dios…” (Jn 3:16a). ]Lo que Dios ha hecho por nosotros ya es inmensamente grande y más aún nos da la categoría de “hijos”. La Biblia NVI usa la expresión “fíjense que gran amor”, como un llamado de atención, pero por sobre todo de “admiración” por este afecto entrañable.

Privilegios y deberes del “hijo de Dios”.
Uno de los grandes privilegios es que cuando Cristo venga seremos “semejantes a Él”, dice el apóstol Pablo a los Colosenses… “Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”. (Col 3:4)
Luego de ser transformados, tendremos la alegría de “verle tal como Él es”. Hoy nuestra esperanza es como dice el poeta “cara cara ver espero a Jesús mi Salvador”, pero ese día “yo le veré”… Amén.

El primordial de los deberes, es la “limpieza espiritual”, y para ello el escritor sagrado nos expone el concepto de “purificarse así mismo, como él es puro”. Ya que, como un día estaremos con él, es necesario estar limpio”.
Cristo no se purificó, porque él es puro, nosotros debemos purificarnos, es decir, llevar una vida santa y ante las falsas enseñanzas de los gnósticos que decía que no importaba lo que se hiciera en “el cuerpo”, Juan es claro al indicar que “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.” V. 4., pero no los deja en la condenación, sino que abre una puerta gloriosa al indicar la “misión de Cristo”, que fue “quitar, llevar y borrar” nuestros pecados… ¡Que gracia más bendita!”, por lo tanto, el que ama a Cristo con amor puro no puede vivir en pecado.

El último de los deberes es “estar alerta” para que nadie los engañe, que puedan tener claro que “justo” es el que vive piadosamente como fue la vida de Cristo… “y no hay pecado en él” V.5b, al contrario del pensamiento y de las enseñanzas herética de los gnósticos que dicen que el justo es el aquel que tiene gnosis, es decir, conocimiento.

También podemos exponer que existen muchos pensamientos tocante a la separación entre "hijos de Dios" e "hijos del diablo", y para muchos todos somos hijos de Dios, pero en los versos finales de esta lección se presenta que todo aquel que “practica el pecado” es del diablo (Juan 8:44).

Las Escrituras nos enseñan que Dios ama a toda la humanidad y ha dispuesto que la Salvación sea para todos, pero solo los que creen en el Señor Jesucristo son sus “hijos”. Ahora, el mundo no conoce nuestra relación filial con Dios, por eso nos mira como personas sin importancia y hasta como personas raras, pero para Dios somos sus hijos.

CONCLUSIÓN
Las palabras de los entrenadores a sus alumnos en las diversas disciplinas deportivas son: “para poder llegar a ser profesional tienes que practicar y practicar y seguir practicando”. Hoy, hay muchos profesionales en el deporte más famoso y les puedo asegurar que no es el fútbol, sino me refiero al PECADO, y la palabra de Dios nos dice “que el que practica el pecado es del diablo”.
Ahora bien, la palabra “Practicar” tiene que ver con la constancia, que lleva a los hombres a tener buenos resultados. Ahora en el ámbito espiritual, una persona que practica el pecado, es una persona que diariamente está cayendo en el error de fallarle a Dios y llega un momento en donde se hace un profesional.
Profesionales de la mentira, otros de la pornografía, etc., pero, Dios quiere librar al hombre de sus pecados, pero es necesario reconocer los errores y permitir que Jesús rompa toda cadena de atadura al pecado y pasar a ser un “Hijo de Dios”.