jueves, 6 de septiembre de 2012

LECCION ESCUELA DOMINICAL DOMINGO 09 DE SEPTIEMBRE DEL 2012

“Una puerta llamada divorcio”
Lección: Mateo 19:1-12
Texto: Génesis 5:2
Domingo: 09 de Septiembre de 2012


INTRODUCCIÓN:
Frente a la pregunta del repudio, Jesús no cayó en la trampa de los fariseos, sino que volvió al principio, aun más allá de Deut. 24; es decir, no era cuestión de lo que ciertos rabinos enseñaran, ni siquiera lo que Moisés hubiera dicho, sino lo que Dios mismo había dicho en el principio del mundo. Repetidas veces Jesús va directamente a las Escrituras para contestar preguntas, como también para resistir al diablo, ver Mateo 4:1-10.
¡Qué buen ejemplo El ha dejado para nosotros! Los fariseos se jactaban de su conocimiento de las Escrituras, pero la pregunta hecha por Jesús (“¿No habéis leído?) Implicaba que ignoraban muchos textos.


INTRODUCCIÓN:
Jesús entra en Judea. Vv. 1- 2.
Grandes multitudes seguían a Cristo. Cuando Cristo parte, lo mejor para nosotros es seguirlo. En todas partes lo hallaban tan capaz y dispuesto a ayudar, como había sido en Galilea; dondequiera que salía el Sol de Justicia, era con salud en sus alas.

La pregunta de los fariseos sobre el divorcio. Vv. 3—12.
Los fariseos en muchas ocasiones intentaron fallidamente sorprender al Maestro en algo que pudieran presentar como ofensa a la ley de Moisés. Esta vez, maquinan sorprenderlo respecto a cierta posición ante situaciones inmorales relacionadas con el matrimonio que habían incurrido, no por la ley de Dios, sino por las lujurias y necedades de los hombres. Es recurrente que ante tales hechos, la gente suela resolver bajos sus propios intereses y actúa antes de tener el consejo sabio. Jesús responde con esta pregunta… ¿si no habían leído el relato de la creación?, trayendo a la memoria el primer ejemplo de matrimonio; de esta forma afirma que toda desviación estaba fuera de la propia Ley que ellos mismos defendían. De esta manera responde escrituralmente y anuncia que la mejor condición para nosotros, que debemos elegir y mantener en forma coherente que tienda a prepararnos y preservarnos mejor para el reino del cielo.

Vivir en integridad matrimonial hace realidad el evangelio en nosotros, nos lleva a la práctica de principios fundamentales para ser buenos padres y creer firmemente en que la Unión de Hombre y Mujer trae la paz y la felicidad. En cuanto a las personas impías, es propio que sean refrenadas por leyes para que no rompan la paz de la sociedad. Aprendemos que el estado del matrimonio debe asumirse con gran seriedad y con oración fervorosa.


CONCLUSIÓN:
El divorcio rechaza el plan de Dios. Cuando sucede el divorcio, “no son ya” una sola carne, sino dos. Destruye la protección contra la fornicación (1 Cor. 7:2). Es una experiencia traumática para los dos y peor para sus hijos. Por eso, Dios aborrece el divorcio (Mal. 2:16). Por lo tanto, la iglesia no puede “anular” el matrimonio hecho por Dios (del “anular” resulta la separación). Desde luego, las leyes del estado no tienen nada que ver con este tema. El gobierno no casa y no puede separar. Muchos dan gran importancia a la “licencia” y, desde luego, Rom. 13:1 y otros textos requieren que nos sometamos a la ley terrenal, pero en cuanto al matrimonio, el gobierno sólo registra el matrimonio, y registra no sólo el matrimonio aceptable ante los ojos de Dios, sino también los “matrimonios” que son puro adulterio ante los ojos de Dios.



COMISION EEDD 2012