martes, 13 de septiembre de 2011

LECCION DOMINGO 18 DE SEPTIEMBRE

“El afán y la ansiedad”
Lección: Mateo 6: 25 - 34
Texto: Filipenses 4: 19
Domingo 18 de Septiembre 2011


Introducción
Aquí se indica que el afán y la ansiedad, sacan al creyente de su cauce el que no sabe descansar en el Señor se encontrara en agonía y desequilibrio espiritual al no poder solucionar por si mismo todo aquello que le compete a Dios.


Desarrollo
V. 25 – 32. Jesús contrastó los valores celestiales con los terrenales cuando afirmó que debemos dedicar nuestra lealtad prioritaria a las cosas que no se marchitan, que nadie puede robar y que no envejecen. No debiéramos llegar al extremo de fascinarnos tanto por nuestras posesiones al grado que seamos sus esclavos. Esto significa que debiéramos hacer algunos recortes en caso de que nuestras posesiones estuvieran convirtiéndose en demasiado importantes para nosotros. Jesús está llamando a tomar una decisión que nos permita vivir tranquilamente con lo que tengamos porque hemos elegido lo que es eterno y duradero.

Debido a sus efectos insalubres, nos sugiere no preocuparnos por aquellas cosas que Dios promete suplir. La preocupación puede:

(1) dañar su salud,
(2) dar lugar a que el objeto de su angustia consuma sus pensamientos,
(3) mermar su productividad,
(4) afectar negativamente la forma en que usted trata a otros, y
(5) reducir su capacidad de confiar en Dios.

V. 33 – 34. Aquí está la diferencia entre la angustia y la preocupación genuina: la angustia inmoviliza pero la preocupación nos mueve a la acción. «Buscar el reino de Dios y su justicia» significa buscar su ayuda en primer lugar, saturar nuestros pensamientos con sus deseos, tomar su carácter como modelo y servirle y obedecerle en todo. ¿Qué es lo más importante para usted? Habrá personas, objetos, metas y otros deseos que compitan en cuanto a prioridad.

Cualquiera de estos puede sacar a Dios del primer lugar si usted no decide enfáticamente darle el primer lugar en todos los aspectos de su vida. Planear para el mañana es tiempo bien invertido; afanarse por el mañana es tiempo perdido. Algunas veces es dificultoso notar la diferencia. Planear es pensar con antelación en metas, pasos y fechas, y confiar en la dirección de Dios.

Cuando se hace bien, el afán disminuye. El que se afana, en cambio, se ve asaltado por el temor y se le hace difícil confiar en Dios. El que se afana deja que sus planes interfieran en su relación con Dios.
No permita que su afán por el mañana afecte sus relaciones con Dios hoy.


Conclusión
¿Cómo podría usted concluir esta lección? ¿Está usted dándole un tiempo de excelencia a Dios? Como lo hemos visto en esta lección, el cuidado que debemos tener para no caer en la angustia de esclavizarnos a nuestras posesiones porque estas vienen y van y no las podemos retener.

Esta usted dispuesto a efectuar recortes en aquellas cosas que le están impidiendo vivir una vida cristiana abundante. Y lo siguiente que debemos hacer es que poner en orden nuestras prioridades, porque al no ponerlas en orden puede lanzarnos a una vida cristiana desequilibrada.

COMISION EEDD
2011