jueves, 18 de octubre de 2012

LECCION ESCUELA DOMINICAL DOMINGO 21 DE OCTUBRE 2012

“La entrada triunfal a Jerusalén”
Lección: Mateo 21:1-11
Texto: Zacarías 9:9
Domingo 21 de Octubre de 2012

Introducción:
Esta entrada, tradicionalmente llamada triunfal, lo es, y no lo es según la perspectiva. Si se le ve según la aclamación del gentío que poco después pidió la crucifixión de Jesús. No hay triunfo, sino fracaso. Si se le ve según el fiel cumplimiento de la palabra profética, resulta ser el magnífico triunfo de la redención, y pertenece al proceso por el cual este triunfo se llevará a cabo. Esta entrada fue tan destacada que la refieren los cuatro evangelistas. Es notorio que Jesús no entra en Jerusalén para recibir el reino, sino para morir, y con esa muerte asegura su reino.

Cristo entra en Jerusalén Vv. 1—11.
Esta entrada fue descrita por el profeta Zacarías, Cap. 9. Cuando Cristo aparezca en su gloria, es en mansedumbre, no en majestad, en misericordia para obrar salvación. Como la mansedumbre y la pobreza externa fueron vistas plenamente en el Rey de Sion, y marcaron su entrada triunfal en Jerusalén.

Antes de entrar Jesús en Jerusalén, comisionó a dos discípulos para conseguir el animal que le serviría de vehículo. Les anunció las dificultades que podrían presentárseles, y los instruyó cómo tenían que lograrlo con éxito.

Al entrar Jesús, la numerosa multitud tendía mantos y ramas de árboles en el camino, entre los que habían ido a Jerusalén a celebrar la pascua, muchos estaban impresionados por sus enseñanzas y milagros. El gobierno romano era odiado, y algunos judíos patriotas (zelotes) tal vez hayan pensado que Jesús podría encabezar una revolución, de manera que lo aclamaban ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! Las palmas eran símbolo de victoria y las ramas de oliva lo eran de paz. La palabra hebrea “hosanna” quiere decir ¡Salva ahora! O ¡Salva te rogamos! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! La vulnerabilidad de sentimientos y pensamientos queda demostrada en este emblemático pasaje bíblico, pues en la entrada de Jesús a Jerusalén, toda la ciudad se conmovió; quizá algunos fueron movidos por el gozo, los que esperaban el Consuelo de Israel; otros, de los fariseos, fueron movidos por la envidia. Así de variadas son las motivaciones de la mente de los hombres en cuanto a la cercanía del reino de Cristo.


Conclusión:
Queda de manifiesto, ¡cuán escaso valor es el aplauso de la gente! La multitud inestable se une al clamor del día, sea ¡Hosanna! o ¡crucifícalo! A menudo, las multitudes parecen aprobar el evangelio, pero pocos llegan a ser discípulos coherentes.


COMISION EEDD
2012