viernes, 10 de febrero de 2012

LECCION DOMINGO 12 DE FEBRERO DEL 2012

“La sanidad de un endemoniado”
Lección: Mateo 12:22-30
Texto: Marcos 9:39-40
Domingo 12 de Febrero de 2012

Introducción: Enfrentar endemoniados no es cosa fácil, y menos lo es echar fuera demonios. La iglesia católica para estos efectos prepara gente especialista en el tema a quiénes llaman exorcistas .Nosotros los creyentes creemos que cualquiera que tenga el Espíritu de Dios puede hacerlo. Pero, ¿cómo lo hacía Jesús?, ¿que opinaban los religiosos de la época de la liberación de los endemoniados? En el pasaje de hoy, veremos a Jesús sanando a un endemoniado y luego su controversia con los fariseos.

DESARROLLO: El v. 22 nos cuenta que fue traído a Jesús un endemoniado, que además era ciego y mudo. ¿Qué se podía hacer con un hombre así? Jesús lo sanó, de manera que ahora veía y hablaba y, además había sido liberado. La gente estaba atónita. Ellos se preguntaban, ¿será éste aquél Hijo de David? Otra vez, se confrontaba las esperanzas mesiánicas de la gente con la realidad del ministerio mesiánico de Jesús. Él podía hacer esto y mucho más. Era efectivamente el mesías prometido haciendo bienes entre los hombres. Ese Cristo sigue actuando de la misma manera en muchas vidas atormentadas, o enfermas. Cristo es nuestro sanador.

El conflicto con los fariseos (v.24-29) nos muestra que a mucha gente le cuesta creer en los milagros de Jesús. Siempre se buscan explicaciones racionales a lo inexplicable de lo sobrenatural de las sanidades de Jesús. En el caso de los fariseos, no era solo encontrar una respuesta, o cuestionar los milagros de Jesús, sino que maliciosamente, le atribuyen la liberación del endemoniado a poderes de Beelzebú.

El argumento de Jesús, es fuerte y poderoso, y sigue teniendo vigencia aún en pleno siglo XXI. Si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido. Un reino dividido no puede permanecer. O sea, Satanás se estaría auto destruyendo, algo totalmente ilógico.

Conclusión: La prueba del mesianismo de Jesús, era justamente que Cristo echaba demonios por el Espíritu de Dios. Esto implicaba que el reino de Dios había llegado a ellos. Las palabras finales de Jesús siguen siendo un desafío para todos los creyentes: “El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama. La idea es, estamos con él o estamos contra él. Más vale ser aliados de Cristo. Con él somos más que victoriosos.


COMISION EEDD