sábado, 18 de febrero de 2012

DOMINGO 19 Y 26 DE FEBRERO DEL 2012

“La blasfemia contra el Espíritu Santo”
Lección: Mateo 12:31-37
Texto: Lucas 6:43-44
Domingo 19 de Febrero de 2012

Introducción: La blasfemia es algo duro de escuchar para un creyente. Tiene que ver con decir cosas inapropiadas a cerca de Dios o de lo que él provee a los suyos. Por eso en tiempos de Jesús, que alguien se atribuyera que era Dios, era considerado una blasfemia. Las blasfemias también son insolencias en torno a lo divino.

DESARROLLO: En la lección de hoy tenemos el gran tema de la teología, la blasfemia contra el Espíritu Santo. ¿En qué consiste? ¿Qué dice Jesús de ello? Busquemos las respuestas en la lección de hoy.

¿En qué consiste la blasfemia contra el Espíritu Santo? (v.31-32). La Biblia enseña que Dios perdona todo tipo de pecados y blasfemias. Solo hay una condición, el hombre debe arrepentirse y pedir perdón. Lo novedoso de la enseñanza de hoy es que, Jesús enseña que hay un pecado que no será perdonado: La blasfemia contra el Espíritu Santo. Jesús también se encarga de explicar que este pecado consiste en hablar contra el Espíritu Santo. ¿Qué cosa hace que sea un pecado tan grande y aborrecible? Según el contexto, tiene que ver con atribuir la acción del Espíritu Santo a los poderes de Satanás. Eso es un insulto a Dios, y no será perdonado ni en este siglo ni en el venidero.
¿Qué dice Jesús de ello? (v.33-36). Jesús reafirma la importancia de tener el control de lo que hablamos. ¿Cómo podemos hablar lo bueno, siendo malos? Jesús les dirigía estas palabras a los fariseos, supuestamente lo mejor de la sociedad judía. Con esto Jesús nos quiere enseñar que la religión no consiste en simples formalismos. Mucho más importante que lo que hacemos es lo que decimos. Jesús, dice: “Porque de la abundancia del corazón habla la boca”. En el corazón atesoramos, un buen tesoro, o un mal tesoro. Por eso, el buen hombre de su corazón saca buenas cosas, pero el mal hombre de su corazón saca malas cosas. La advertencia es que toda palabra ociosa que salga por nuestros labios debemos dar cuenta en el día del juicio. Por lo tanto, debemos cuidar nuestro hablar. El árbol bueno, da frutos buenos. El verdadero creyente jamás va a insultar al Espíritu Santo de Dios, y menos atribuirle su acción a los poderes demoniacos. Nos ayude el Señor a ser este tipo de creyentes.

Conclusión: La importancia de lo que hablamos debe ir en concordancia con lo que somos. El árbol malo no puede dar buenos frutos. El que es malo, siempre hablará cosas malas, y más aún, blasfemias contra el Espíritu Santo de Dios. Cuando vemos en acción lo sobrenatural, o lo divino, más vale ser creyente y no incrédulo, no sea cosa que estemos contendiendo con Dios. Por nuestras palabras seremos justificados o condenados.




“La generación mala”
Lección: Mateo 12:38-45
Texto: 1 Corintios 1:22-23
Domingo 26 de Febrero de 2012

Introducción: ¿Qué tan malo puede ser el hombre? Es nuestra generación, ¿una mala generación? Pareciera que este mundo va en picada a la perdición. El liberalismo, la homosexualidad, las drogas, la delincuencia y otros males de la sociedad actual, nos hacen pensar que estamos frente a una muy mala generación. En tiempos de Jesús, él tuvo también conflictos con esa generación, y a través de esa experiencia podemos aprender como evaluar a una mala generación.

DESARROLLO: En primer lugar Jesús indica que “la generación mala y adultera demanda señal” (v.38-42). Pareciera que con el paso del tiempo las generaciones no han aprendido la lección. Aún los creyentes tienen los mismos conflictos hoy. Siempre estamos pidiendo “señales” para creer. Volviendo a la historia bíblica, no bastaba con todos los milagros que hacía Jesús, los escribas y fariseos le dijeron, maestro, deseamos ver de ti una señal. La respuesta de Jesús es dura. Señal no les será dada, sino la señal del profeta Jonás. Esta señal era un presagio de lo que iba a acontecer con él mismo. Así como Jonás había estado tres días en el vientre del gran pez, de la misma manera estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra. La diferencia es que los hombres de Nínive que fueron receptores del ministerio de Jonás, se arrepintieron a la predicación del profeta. Hoy, si los hombres solo quieren señales y no se arrepienten, en el día del juicio se levantarán los habitantes de Nínive para condenarles. Tenemos una señal más potente que la de Jonás, a Jesús. Él es nuestra mejor señal.

En segundo lugar, Jesús enseña que a la generación mala le acontecerá lo mismo que a una persona a quién le han expulsado espíritus inmundos (v.43-45). Jesús enseña que cuando un espíritu inmundo, sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo encuentra. Entonces vuelve a la casa de donde salió, y cuando llega la halla desocupada, barrida y adornada. ¿Qué hace entonces? Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí, y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. El verdadero creyente, es agradecido de Dios, y si él lo ha liberado, con eso es suficiente.

Conclusión: En los versículos de hoy, tenemos la alusión a la reina del Sur, que vino de los confines de la tierra para oír de la sabiduría de Salomón. He aquí más que Salomón en este lugar. Para los verdaderos creyentes, basta con las enseñanzas de Jesús. A él no le podemos pedir que haga señales a cada rato. La Biblia enseña que las señales son para los incrédulos. Nosotros debemos solo creer y nada más. Dios nos ayude.