martes, 8 de noviembre de 2011

LECCION 13 DE NOVIEMBRE DEL 2011

“Sanidad de un paralitico”
Lección: Mateo 9: 1 - 8
Texto: Efesios 1: 7
Domingo 13 de Noviembre 2011


Introducción
La curación del hombre paralitico demostró el poder de Jesús como Rey para perdonar pecados 9:1-8. «Su ciudad» era Capernaum, una buena elección como base de operaciones. Era una ciudad pudiente, dedicada a la pesca y al comercio. Situada en el Mar de Galilea en un área densamente poblada, tenía una guarnición romana dedicada a mantener la paz en la región. La ciudad era un centro cultural, y estaba mayormente influenciada por las costumbres, modas, arquitectura y política griegas y romanas.


Desarrollo
El poder del Rey para perdonar pecados
V. 1 – 3. Las primeras palabras que dijo Jesús al paralítico fueron: «Tus pecados te son perdonados». Luego lo sanó. Debemos tener cuidado en no concentrarnos más en el poder de Dios para curar enfermedades físicas que en su poder para perdonar enfermedades espirituales en forma de pecado. Jesús vio que aquel hombre necesitaba sanidad espiritual además de sanidad física. La salud espiritual sólo se obtiene con el toque sanador de Jesús. Tanto el cuerpo como el espíritu de aquel hombre estaban paralizados: no podía ni caminar ni reconocer a Jesús. Pero el estado espiritual de esta persona fue lo que más preocupó a Jesús. Si Dios no nos cura o no sana a alguien que amamos, debemos recordar que la sanidad física no es lo único que le interesa a Cristo. Todos seremos sanados completamente cuando Cristo venga en su Reino; pero primero debemos conocer a Cristo.

V. 4 – 8. Blasfemia para los judíos era que uno afirmara que es Dios y decir que tiene las mismas características de Dios. Los líderes religiosos notaron de inmediato que Jesús afirmaba ser Dios. No entendían que Jesús es Dios y que tiene autoridad para perdonar pecados y sanar. Es fácil decir a alguien que sus pecados le son perdonados; ¡es mucho más difícil sanar a un paralítico! Jesús se detuvo y proclamó sanidad a las piernas del hombre. Esta acción demostró que sus palabras eran verdad: Él posee la potestad de perdonar pecados así como la de sanar. Hablar no cuesta, pero nuestras palabras pierden autoridad si nuestras acciones no las respaldan. Podemos proclamar el amor de Dios a otros, pero si no tomamos pasos concretos para manifestar ese amor, nuestras palabras serán vacías y sin significado. ¿Cuán bien respalda con sus acciones lo que dice?


Conclusión
Muchas veces nos concentramos en la sanidad del cuerpo, lo que nos lleva a despreocuparnos de la sanidad del alma. El primer y gran ministerio de Cristo es sanar el alma “Para que nadie se pierda”. La gente es atraída a nuestros templos por las sanidades físicas, pero no por Jesús quien puede restaurar nuestras almas. Tenemos que poner cuidado en no solo ofrecer sanidad, sino además redención y vida eterna.


COMISION EEDD 2011