martes, 9 de agosto de 2011

LECCION 14 DE AGOSTO DEL 2011

“Jesús cumple la ley”
Lección: Mateo 5: 27 – 37.
Texto: Romanos 7: 7.
Domingo 14 agosto 2011.


INTRODUCCION
La Ley del Antiguo Testamento dice que no se puede tener relaciones sexuales con otra persona que no sea su cónyuge (Éx 20.14). Pero Jesús dijo que el deseo de tener relaciones sexuales con otra persona es adulterio mental y pecado. Jesús enfatizó que si el acto es equivocado, también lo es la intención. Ser fiel al cónyuge con el cuerpo y no con la mente es romper la confianza que es vital para un matrimonio sólido. Jesús no está condenando el interés natural en el sexo opuesto ni el deseo sexual sano. Está condenando el dejar deliberada y repetidamente que la mente se llene de fantasías que serían malas si se hicieran realidad.


DESARROLLO
Algunos creen que si los pensamientos lujuriosos son pecado, ¿por qué no consumarlos de una vez? Porque es peligroso en varios sentidos:
(1) sería excusar el pecado en vez de buscar formas de evitarlo;
(2) destruye matrimonios;
(3) es una rebelión deliberada contra la Palabra de Dios; y
(4) siempre hiere a otro, además de a uno mismo.
El acto pecaminoso es más peligroso que el deseo pecaminoso, y por eso no debe consumarse.

Sin embargo, los deseos pecaminosos son igualmente dañinos a la virtud. Descuidarlos podría traer como consecuencia acciones erróneas y alejamiento de Dios.

El divorcio es tan hiriente y destructivo hoy como lo fue en los días de Jesús. Dios quería que el matrimonio fuera una entrega de por vida (Génesis 2.24). Cuando optan por el matrimonio, las personas nunca deben tener el divorcio como una opción para resolver sus problemas ni como una forma de escapar de una relación que aparentemente está muerta. En estos versículos, Jesús también está atacando a los que a propósito quebrantan el contrato matrimonial, y se divorcian para satisfacer sus deseos lujuriosos contrayendo matrimonio con otra persona. ¿Están sus acciones fortaleciendo su matrimonio o lo están desgarrando?
Jesús dijo que el divorcio no es permitido «salvo por causa de fornicación». Esto no significa que el divorcio debiera ocurrir al instante en que uno se entera de la infidelidad del cónyuge. Uno debiera primero intentar perdonar, reconciliarse y restaurar las relaciones. Debemos buscar maneras de restaurar nuestro matrimonio en vez de buscar excusas para romperlo.
En este pasaje, Jesús enfatiza la importancia de decir la verdad. La gente rompía sus promesas y empleaba un lenguaje sagrado ligero y descuidado. Mantener los votos y las promesas es importante, porque ayuda a establecer confianza y hace posible las relaciones humanas serias. La Biblia condena el hacer votos a la ligera, el dar la palabra y no cumplirla y el jurar en vano por el nombre de Dios (Éx 20.7; Lev. 19.12; Nm 30.1, 2; Dt. 19.16–20). El juramento es necesario en ciertas situaciones solo porque vivimos en una sociedad pecaminosa que engendra desconfianza.

Los votos y los juramentos eran comunes, pero Jesús dijo a sus seguidores que no debían jurar, que su palabra debía bastar (Stg. 5.12). ¿Se le conoce a usted como una persona de palabra? La veracidad parece ser algo tan raro que sentimos que debemos finalizar nuestra declaración con un «lo juro». Si decimos siempre la verdad, no tendremos necesidad de respaldar nuestras palabras con una promesa o juramento.


CONCLUSION:
Todo pecado se genera en la mente, por eso es tan importante que cada día nos pongamos el yelmo que es la palabra de Dios implantada en nuestra mente. Los principios de Dios deben estar arraigados en nosotros para que vivamos en libertad de las consecuencias del pecado. La escritura dice “que tu si sea si y que tu no sea no”. Esto nos indica que nuestra palabra debe tener un peso.

No debería ser que cada vez que digamos algo lo tengamos que respaldar con un juramento, demostrando con ello que nuestra palabra no es fiable.


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