jueves, 5 de enero de 2012

LECCION DOMINGO 08 DE ENERO DEL 2012

“Seguir a Cristo”
Lección: Mateo 10:34-42
Texto: Miqueas 7:6-7
Domingo 08 de Enero de 2012


Introducción:
Seguir a algo o a alguien, depende, de los gustos o las pasiones de las personas. Las hinchadas de los equipos de fútbol populares de cada país o región son el fiel reflejo de ello. Pero, seguir a Cristo es otra cosa. Jesús mismo lo expresó de la siguiente manera: “y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mi”. Seguir a Cristo implica para cada creyente al menos dos realidades. Analicémoslas a continuación.


DESARROLLO
La primera realidad es que seguir a Cristo causa divisiones (v.34-39). La principal división es en la familia. Si bien la llegada del evangelio es de bendición para una familia, también es causa de disensión. No todos los miembros de una familia aceptan el que uno de los suyos siga a Cristo. Es triste tener dificultades en la vida, pero es más triste cuando los problemas vienen de la familia. La Biblia dice: “y los enemigos del hombre serán los de su casa”. Añade también las escrituras, que la disensión será entre un hombre y su padre, entre la hija y su madre y entre la nuera con su suegra. Con razón un poeta escribió en la letra de un hermoso himno pentecostal: “Las amistades y todos mis parientes, fueron la gente que yo relacioné. Me aborrecieron por causa de su nombre, cuando supieron que a Cristo me entregué”. Por eso la sentencia en la enseñanza de Cristo es: “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí”. Lo que quiere decir Cristo es que si nuestra familia es impedimento para servir a Dios, siempre debemos preferir a Dios. A su tiempo El actuará con la familia.

La segunda realidad es que seguir a Cristo trae recompensas (v.40-42). Seguir a Cristo no es gratis. Tiene sus dificultades, ya las hemos visto en las enseñanzas anteriores: Persecuciones y disensiones. Pareciera que así no dan ganas de servir a Dios. Pero Dios que es bueno nos clarifica que también tiene su lado hermoso. Seguir a Cristo tiene recompensas. Lo increíble es que Jesús mismo enseña que cuando recibimos a uno de sus discípulos, a él mismo recibimos, y si recibimos a Cristo, debemos recibir a los que él envía. En ese recibir a los enviados de Dios, podemos recibir a un profeta o a un justo, cuando esto hacemos, recompensa de profeta o de justo se recibirá. Es más, aún el sencillo gesto de compartir un vaso de agua con algún pequeño, también se recibirá recompensa.

Conclusión
Seguir a Cristo tiene muchos desafíos. Algunos aman mucho su vida y no la quieren perder. A veces las dificultades de la fe cristiana nos hacen cuestionar la fe. Pero en la Biblia no encontramos en ninguna parte una frase que diga que no tendremos dificultades. Más bien la Biblia nos enseña a soportar las dificultades. Acá Jesús enseña que “el que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de él la hallará”. En Cristo tenemos la vida eterna asegurada.“A quién se debe temer”





Lección: Mateo 10:26-33
Texto: 2 Timoteo 2:11-12
Domingo 01 de Enero de 2012


Introducción
Los temores son parte de la vida del hombre. Desde pequeños crecemos con el susto del cuco, el viejo del saco, o el miedo a algo. La lección anterior nos hablaba de las persecuciones venideras. Seguramente hablar de persecuciones asusta a muchos.



DESARROLLO
En la lección de hoy, Jesús nos dice “así que, no los temáis”. Él está hablando de aquellos que causan o provocan las persecuciones, y en ese contexto nos enseña a quién debemos temer y a quién no. Veámoslas por separado.

En primer lugar, a quién no debemos temer (v.28-31). Jesucristo nos enseña que no debemos temer a los que matan el cuerpo. Las persecuciones justamente traen como resultado en algunos casos la muerte de los que son perseguidos, y si bien asustan, las palabras de Jesús prendieron el corazón de muchos creyentes en medio de la persecución, y que murieron en los circos romanos, quemados o comidos por las bestias hambrientas, sean éstas jaurías de perros, leones, osos o jabalíes salvajes, etc.

El cuidado de Dios siempre estará presente hacía los suyos. Él sabe aún cuantos cabellos tenemos en nuestra cabeza (v.30) y que nosotros valemos mucho más que los pajarillos, quienes viven al cuidado y al amparo de Dios. La sentencia de Jesús es “No temáis” (v.31) La idea que quiere compartir Jesús es que aunque nos maten, no nos pueden quitar nuestra fe. Nuestra vida está escondida en Dios. No debemos avergonzarnos de Cristo por temor a la muerte, porque nada hay encubierto que no haya de ser manifestado, ni oculto, que no haya de saberse. El seguidor de Cristo debe sentirse orgulloso de expresar su fe. Nos ayude el Señor a soportar las aflicciones y persecuciones por la causa de Cristo.

En segundo lugar, a quién debemos temer (v.28). Jesús enseña claramente que lo que debemos temer es, a aquél que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. El temor para el creyente, por lo tanto, tiene que ver con la vida eterna, no con la vida terrena. La vida terrena es pasajera y como le contestó Jesús a Marta la hermana de Lázaro, cuando éste estaba muerto: “el que cree en mí, aunque este muerto vivirá”. El pensamiento que comparte, es que el creyente aunque muera, está vivo. Su vida no se acaba, continua en la eternidad, y si en la eternidad estamos en el infierno y lejos de Dios, esa es la verdadera muerte. Pablo le escribe a los romanos: “Sea que vivamos o que muramos, somos del Señor”. Esa es la seguridad del creyente.



Conclusión
Dar testimonio público de nuestra fe aunque nos cueste la vida humana, tiene relación con lo que pasará en la vida eterna. Cualquiera pues que confiese a Cristo delante de los hombres, yo también, dice Jesús, le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos, y cualquiera que niegue a Jesús delante de los hombres, él también lo negará delante de su Padre que está en los cielos. ¿A quién se debe temer? No es a los hombres, porque a lo más nos quitarán la vida terrena, pero no nos pueden quitar nuestra fe que nos conduce a la vida eterna.




COMISION EE DD 2012